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Índice de temas religiosos
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Dones naturales - sobrenaturales

Los dones sobrenaturales no son algo raro, esotérico, oscuro,... Cada día vemos gente haciendo locuras cada vez más grandes y nos preguntamos: ¿cómo es posible? La respuesta puede ser: porque no son Hijos de Dios y, por tanto, carecen completamente de los dones del E.S.

Los hijos de Dios (bautizados y en gracia) estamos acostumbrados a tenerlos (en mayor o menor grado), a que los tengan los que nos rodean, y por eso no sabemos distinguirlos de las cualidades naturales del hombre. Pero cada vez más se está abriendo el abismo de separación entre creyentes y no creyentes (como el abismo que separa el cielo del infierno), y por eso hay más constraste entre nosotros y los no creyentes y vemos cosas incomprensibles en ellos.

Los dones sobrenaturales nos pueden cambiar tanto como cambiaron a los apóstoles, que pasaron de ser pescadores que no entendían nada a convertir a miles con sus palabras.

Índice

Dones naturales

Dones sobrenaturales

Los hombres en gracia no son como los demás

Frutos del Espíritu Santo, bienaventuranzas

Obras de misericordia

Consecuencias de la carencia de los dones

Bibliografía (importante leer sobre el santo cura de Ars como ejemplo de dones sobrenaturales y fenómenos extraordinarios y bien recientes: mediados del s. XIX. Impresionante)

Dones naturales

Los dones naturales son los que tenemos desde nacer o los que adquirimos durante la vida que no provienen del Espíritu Santo. Algunos los reciben todos los hombres y otros son particulares de cada uno: unos tenemos facilidad para la música, otros para la escultura, otros para estudiar, otros para tratar con la gente, ... estas habilidades, dones, no son ni buenos ni malos en sí. Podemos ser un buen o mal escultor, podemos saber tratar con la gente para amarles o para engañarles, etc.

Para qué los tenemos

Está claro que todo lo que hemos recibido de Dios es para servirLe. Pero no está tan claro el cómo. Es decir, a Mons. Irurita, arzobispo de Barcelona martirizado por los anti-Dios en 1936, Dios le dió una fabulosa voz de tenor, pero luego le pidió que la usara para salvar almas siendo cura en vez de entretener a la gente con canciones. O como dice “El combate espiritual” de Scupoli (s.XVI):

“Ud. no debe poner su principal cuidado en querer y ejecutar lo que según su naturaleza es más noble y excelente, sino en obrar lo que Dios pide y desea particularmente de Ud. Y es evidente que Dios se agrada más de que trabaje en mortificar sus pasiones que, si dejando advertidamente una sola en su corazón, le sirve en cualquier otra cosa, aunque sea de mayor importancia.”

Es decir, lo que más quiere Dios es que cada uno de nosotros nos salvemos. Si además de ello, por el ejercicio de nuestros dones naturales conseguimos que millones de personas acepten el evangelio, pues mejor. Dios no quiere que convirtamos a millones de personas si para ello vamos a descuidar nuestra salvación y condenarnos. Los dones nos los dio para salvarnos nosotros, no para darle gloria a él a costa de nuestra salvación.

Misterio: La salvación de cada uno de nosotros es lo que más le importa a Dios, tanto como para “dar la vida por sus ovejas”, “abandonar el rebaño por ir a buscar a la oveja descarriada” Lucas 15:4. Para Dios, cada uno de nosotros, somos el más importante, su amor no hace cálculos “esta oveja pequeña y enferma no vale la pena que la ame”, o “no voy a abandonar el rebaño de un millón de ovejas por esa oveja desobediente”. A pesar de que sólo somos criaturas suyas y pobres pecadores nos ama a cada uno sin medida.

Los dones naturales también se plasman en los rasgos corporales (que se mantendrán en nuestro cuerpo de resurrección, pues son con los que nos identificamos y podremos identificar a los demás).

En nuestro cuerpo tenemos:

  1. Rasgos fijos: el sexo, la raza,... (En el cielo seguiremos siendo: hombre blanco, mujer negra, hombre esquimal,...). Estamos muy equivocados si nos avergonzamos de ellos, pues en el cielo (si vamos) estaremos con ellos. Y no pueden ser rasgos feos pues si no no podríamos estar a la vista de Dios. Sólo nos parecen equivocadamente feos a nosotros, no a Dios. Aparte: probablemente en el cielo nos sorprenderemos bastante al ver nuestro cuerpo más bello de lo que podemos esperar ahora, y es porque ahora nuestro cuerpo no tiene las características que tendría si hubiera tenido una gestación y desarrollo ideales. Recordemos que esto del cuerpo sólo tiene una importancia accidental, lo esencial de la felicidad del cielo será ver a Dios, a la Virgen y S. José,...

  2. Imperfecciones: cojo, manco, ciego, gordo, flaco, dientes rotos, articulaciones con artritis, calvicie, cicatrices, mala vista, oído, parálisis, órganos que no funcionan bien,... (todo esto será reparado en nuestro cuerpo de resurrección, ver otro artículo sobre el cielo).

Evidentemente todos los dones los recibimos gratuitamente ("¿Qué tienes tú que no lo hayas recibido?" (1 Cor 4,7): nuestra vida pasada y presente (¿qué sería de nosotros sin el aire que Dios nos da a cada momento para respirar?).

Herramientas para conocernos

Astrología

La astrología sirve para conocer los dones naturales. Es idolatría si acaba dominándonos, en vez de ser nosotros la que la usamos. Es decir, la astrología nos indica cuándo es más conveniente que siembre, pero si eso dirige mi vida por encima de Dios, si anteponemos obedecerla a los mandamientos de Dios, pues es idolatría: si por sembrar el día que nos dice, por la prisa somos desagradables con la gente, pues es idolatría. Por supuesto, no hay que usarla para predecir el futuro ni mucho menos usando espíritus.

Temperamentos

Desde el nacimiento también tenemos un temperamento. O un temperamento principal y otro secundario, o un temperamento aparente y otro verdadero, profundo. Conviene que conozcamos el nuestro para no caer en la tentación de valorar como virtudes lo que sólo es consecuencia de nuestro temperamento (que recibimos al nacer sin ningún mérito nuestro). Es decir, que ni los coléricos ni los sanguíneos deben gloriarse de valentía, ni los flemáticos y melancólicos de “saber aceptar”. Y conocer nuestras malas tendencias: la tristeza, negatividad en los melancólicos, la cobardía, tibieza en los flemáticos, la ira en los sanguíneos, la ambición en los coléricos,...

temperamentos
(Sanguíneo, colérico, flemático y melancólico, según dibujo de Karl Arnold)

“Existen ciertas inclinaciones que se consideran como virtudes, y no son tales, sino favores y ventajas de la naturaleza. ¡Cuántas personas hay que por su condición natural son sobrias, sencillas, dulces, silenciosas, y aun castas y honestas! Pues bien, todo esto parece ser virtud, y sin embargo carece del mérito de ésta, de la misma manera que las malas inclinaciones no merecen ninguna recriminación, hasta que al humor natural se ha añadido el libre y voluntario consentimiento.” Tratado del amor de Dios (libro XI) S. Francisco de Sales

(Lo material también nos influye en la mente y nuestro comportamiento: medicamentos, comida, ambiente,... después de una buena comida es más fácil practicar la mansedumbre, y más fácil caer en la ira cuando tenemos hambre. Las estaciones de cambio: primavera, otoño, nos inducen a reflexionar sobre nuestra vida).

Y evidentemente no hay unos temperamentos mejores que otros, aunque sí que hay unas profesiones más adecuadas a cada temperamento y otras no. Mal empresario puede ser un melancólico o un colérico, que tienden a mantener mucho tiempo sus actitudes, que no es lo más adecuado en este mundo cambiante.

Esto de los temperamentos es como los signos astrológicos. No hay mejores ni peores, sino que debemos “trabajarnos”, conocernos, saber nuestras tendencias (que pueden servir para bien y para mal), y actuar en consecuencia. Es decir, podemos ser un mal tauro o un buen tauro, podemos ser un mal o buen colérico. Se trata de lo último. Evidentemente esto es totalmente conforme con lo que nos dice Dios: que, con los talentos que nos ha dado, nos comportemos de la mejor manera, unos haciendo unas cosas, otros otras, pero todos intentando hacer Su voluntad.

En esta web habla de santos de todos los caracteres y que sólo tenemos que limar nuestros aspectos malos, pero no intentar cambiar lo básico.

Breve resumen

Ante un obstáculo, dificultad

Temperamento

Qué hacen

Durante cuánto tiempo

Colérico

Trata de vencerla

Durante mucho tiempo

Sanguíneo

Trata de vencerla

Durante poco tiempo

Melancólico

Tiende a aceptarla

Tarda mucho tiempo

Flemático

Tiende a aceptarla

En poco tiempo



Dones sobrenaturales (o del Espíritu Santo)

Es la fuerza de Dios actuando a través nuestro. Su potencia es infinitamente mayor que nuestras fuerzas naturales. (No tiene nada que ver un hombre -mujer-, en gracia, con uno que no está en gracia -no tiene los dones).

Los recibimos en el Bautismo y los tenemos mientras estamos en gracia (sin pecado mortal). Si pecamos gravemente los perdemos hasta que volvamos a tener la gracia. Así se entiende tanto la estulticia de mucha gente (que está en pecado mortal, “muerto”), como el gran cambio que operaron los dones en los discípulos y apóstoles el día de Pentecostés, que hizo que pasaron, de ser unos pescadores más o menos brutos que se discutían el puesto que tendrían después de la ascensión de Jesucristo, a ser los apóstoles del Evangelio que convertían judíos por millares con su elocuencia. (Para otros ejemplos de cambios milagrosos ver la biografía del santo cura de Ars, que fue aprobado “de milagro” en el seminario, por lo que le asignaron el pueblo más pequeño e inicialmente le prohibieron confesar, y acabó siendo un gran santo, presentado como modelo por los obispos a sus otros curas y confesando 12 horas al día).

Todos recibimos el influjo (la gracia de Dios, los dones) pero según nuestra santidad, les dejamos que nos guíen más o menos. Tanto más santos somos cuanto más hacemos lo que ellos nos inspiran.

Son 7. Si los asemejamos a los peldaños de una escalera que vaya de la tierra al cielo, el orden es: temor de Dios, piedad, ciencia, fortaleza, consejo, inteligencia o entendimiento y sabiduría. El temor es lo primero que hemos de practicar, sin él, nada de nada. Cada mejora en un don mejora el resto de dones anteriores.

Como afirma S. Agustín, no podemos empezar por "arriba" (la sabiduría), hemos de empezar por abajo: "Querer ver la verdad para hacerse mejor es un contrasentido; es preciso hacerse mejor para ver la verdad". (“Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”).

Por los dones del E.S. dejamos de estar guiados por la razón y nos dejamos dirigir por él. Se trata más de “dejar de hacer” que de “hacer”. Se trata más de desplegar las velas que de remar.

Las virtudes (los buenos hábitos) son las velas del barco, los dones el viento que las hincha y mueve el barco. Sin los dones, por muchos buenos hábitos que tengamos, no haremos nada.

Fenómenos extraordinarios

Los dones producen frutos, que pueden ser más o menos discretos. Entre los menos discretos: el don de lenguas, de profecía, de bilocación (como el que parece que tuvo la hermana María de Ágreda, que estaba en su convento en España y a la vez catequizando a indios en norteamérica, de forma que cuando llegaron los primeros misioneros franciscanos se llevaron la gran sorpresa de que los indios ya sabían de lo que les hablaban -bendita sea ella). Que los frutos sean más o menos “discretos” no tiene ninguna importancia.

Podemos hacer cosas extraordinarias (levitar, hablar en lenguas extranjeras sin estudiarlas, soportar el fuego sin quemarnos, etc.) sin que indiquen absolutamente nada de nuestra santidad. Mucha gente de muchas sectas pueden hacer esos hechos portentosos, pero son gracias al servicio del demonio, no del Espíritu Santo.

Hay que recordar que todos los santos nos recomiendan no hacer caso a todos los fenómenos que ocurren cuando se está avanzado en el camino espiritual. Ni visiones, ni locuciones, ni levitar, ni nada, pues el Demonio también es capaz de presentarse como ángel de luz.

Recordemos aquello que:

Galatas 1: 7 Porque no hay otro Evangelio, sino que ciertos individuos están sembrando confusión entre ustedes y quieren tergiversar el evangelio de Cristo. 8 Pero, aun si alguno de nosotros o un ángel del cielo les predicara un evangelio distinto del que les hemos predicado, ¡que caiga bajo maldición! 9 Como ya lo hemos dicho, ahora lo repito: si alguien les anda predicando un evangelio distinto del que recibieron (el de toda la vida, el de nuestros abuelos), ¡que caiga bajo maldición!

Por ejemplo, San José de Cupertino levitaba a su pesar, y parece que el abad del convento le llegó a prohibir asistir a misa por la distracción que producía entre los fieles cuando, entrando en éxtasis durante la misa, se ponía a levitar por el techo de la capilla. Otros muchos santos cuentan que también levitaban -San José Oriol, San Francisco de Asís, etc.- pero les ocurría rezando en su cuarto o en soledad y preferían que no les viera nadie.

Levitar, vivir sin comer o sólo con la comunión, etc. no es suficiente para ser declarado santo por la Iglesia (declaración imposible hoy en día por la situación actual de la Iglesia); hay que cumplir otros requisitos como vida modélica, etc.

En opinión de un servidor, el que tiene facultades extraordinarias no las percibe como tales. No es que diga: “voy a ejercer mi don de profecía” o “voy a ponerme a levitar”. San José de Cupertino, debió levitar al ponerse a rezar, y probablemente no se daba cuenta de que estaba levitando. Igual que había un santo que era incapaz de rezar un Padrenuestro completo porque pronunciando las primeras palabras ya entraba en un estado de devoción profundísimo, de éxtasis, por vivir tan intensa y gozosamente alguna palabra.

Igualmente los que tienen dotes de profecía probablemente la ejercen de forma tan natural como nosotros el ver, el oír o el palpar. Simplemente vemos, oímos. Ellos igual.

Esto del levitar de los santos no es algo de tiempos pasados. El otro día (2018) una señora me contaba: cuando mi marido murió vino un sacerdote a rezar por él y mientras rezaba levitó medio metro. a) evidentemente el sacerdote era verdadero, de los de antes, no los ordenados después de 1968. b) muy probablemente el sacerdote no se daba cuenta que estaba levitando. c) evidentemente, el sacerdote levitaba siempre que se ponía a rezar, como los santos mencionados antes. d) evidentemente, ese sacerdote era bastante santo.

Tabla resumen

De los dones (y sus opuestos, los pecados capitales correspondientes)

Peldaño de escalera

Don del E.S.

Metáfora 1 (leer del peldaño 3 hacia arriba)

Metáfora 2

(leer del peldaño 3 hacia arriba)

Pecado capital opuesto

7

sabiduría

(conocimiento y por tanto amor, en el más alto grado, de las cosas divinas)

(entender perfectamente y gozarse en ello)

“probar la miel”

Sabemos por qué el tejedor hizo así el tejido y nos parece perfecto

lujuria (7)


6

entendimiento

(comprender las verdades sobrenaturales; cierta intuición)

“saber mucho sobre la miel”

Vemos perfectamente todos los hilos y el dibujo completo que forman

gula

(desear gozar con los bienes materiales) (6)

5

consejo

(discernir entre lo bueno y lo mejor: medios a sacrificar para obtener un fin) verdad a aplicar en cada situación

“saber qué miel es mejor para heridas y cuál menos”

Vamos encontrando que en el tejido hay hilos más importantes que otros

avaricia (desear poseer todos los bienes terrenos) (5)

4

fortaleza

(energía hacia lo bueno)



pereza (falta de energía para lo bueno)

3

ciencia

(discernir lo cierto de lo falso, el bien del mal; causas y efectos)

“saber qué es la miel y qué no”

en un tejido que antes veíamos confusamente, discernir el tejido del resto: suciedad, otros objetos, etc. “Esto si, esto no”

ira (3)

2

piedad (amor a Dios como padre y al resto como hermanos: obras de misericordia)



envidia (odio a alquien, celos) (2)

1

temor de Dios



orgullo (1)

(1) Si nosotros nos creemos los más importantes del Universo, no hay lugar para Dios.

(2) Alegrarnos con su mal y entristecernos con su bien. (No todo odio es malo: debemos odiar la mentira, el pecado,... pero nunca a personas)

(3) Confundimos lo verdadero y lo falso y el bien y el mal, con lo que en vez de usar nuestra energía para librarnos de nuestros pecados, la usamos contra los demás. No para defendernos de ladrones o asesinos, sino para criticarles o dañarles. O contra los hechos que Dios nos envía. (Apreciamos las vanidades y rechazamos la cruz: humillación, pobreza, sufrimiento).

(5) Al no saber diferenciar entre lo bueno y lo mejor, el avaro no se da cuenta que hay que perder cosas intrínsecamente buenas (como el poder, el dinero o el tiempo), para obtener otras mejores: el cielo, méritos.

(6) Extremos de unión tanto en la forma como en el contenido: unión material con la materia (gula, jugar con cacharrines -”móviles”, “celulares”), unión espiritual, comprensión, penetración de las verdades más sutiles, importantes: las divinas.

(7) Culmen del pecado: tratar a los demás como cosas, como objetos, como medios de placer, aunque sea recíproco. Hacer las cosas por placer es pecado, aunque sea para dar placer a los demás.

En opinión de un servidor, leer este artículo está bien para tener la idea global de los dones del E.S., pero: hay que leer el libro ameno citado en la bibliografía para entender bien cada don (por ejemplo, el “temor de Dios”). Ello además nos ayudará a descubrir nuestros pecados.

Cada uno podemos examinarnos de estos pecados y ver en cuáles hemos pecado más (y, por tanto, qué malas tendencias tenemos), para saber dónde hemos de poner más vigilancia y esfuerzo en hacer justo lo contrario.

Al hacer esto tenemos que repasar los 7 dones y los siete pecados, pues a veces escuchando sobre lo contrario de algo conocemos mejor ese algo.

Necesidad de los dones sobrenaturales para protegernos del pecado

"En estas situaciones imprevistas, en las que la caída en el pecado o la resistencia es cuestión de un instante, no puede el hombre echar mano del discurso lento y trabajoso de la razón, sino que es preciso que se mueva rápidamente, como por instinto sobrenatural, esto es, bajo la moción de los dones del Espíritu Santo, que nos proporcionan, precisamente, esa especie de instinto de lo divino. Sin esa moción de los dones, la caída en el pecado sería casi segura, dada la inclinación viciosa de la naturaleza humana, herida por la culpa original.” El Espíritu Santo en nosotros.

Los hombres en gracia no son como los demás

En la guerra de 1936 en España, los del bando anti-Dios decían a sus soldados hablando de “los requetés”, que era una parte del ejército enemigo (de los pro-Dios):

"Los Requetés son hombres como los demás, y no hay razón alguna para pensar que no pueden ser rechazados. El que deliberadamente o por descuido diga que no se puede resistir un ataque de los Requetés debe ser tratado como un agente enemigo." Fuente aquí.

Los requetés llevaban una boina roja (en vez de color de camuflaje, o casco, para que se viera bien). Probablemente, verlas causaba más pánico en el enemigo que lo que les facilitaba dispararles.

(Para ser soldado, rey, o almirante por Dios, no se discrimina por sexo, por lo que es posible que entre los requetés y los cristeros también hubiera alguna mujer soldado, como con Hernán Cortés la hubo, o reina como Isabel la Católica o almirante en el Pacífico como Isabel Barreto).

Los cristeros en México (ellos en el frente, ellas desde sus casas), los franceses de la Vendée, todos los que en muchas guerras han luchado por Dios, no son hombres como los demás. En Francia, en la Vendée, los anti-Dios mataron a todos, bebés incluidos, porque saben que un bebé de una madre creyente, no es un bebé como los demás. Una mujer creyente no es una mujer como las demás, tiene tras de sí la fuerza terrible de Dios.

Frutos del Espíritu Santo, bienaventuranzas

Son las buenas obras realizadas bajo el influjo del E.S., a través de uno de sus dones. Bienaventuranzas (o actos beatíficos) son obras buenas (realizadas bajo el influjo del E.S.) pero “perfectas y excelentes”. Todas las bienaventuranzas son frutos pero no todos los frutos son bienaventuranzas, por lo dicho.

Obras de misericordia

Son las inspiradas por la virtud y el don de piedad. Las hay materiales y espirituales.

Consecuencias de la carencia de los dones

Los que están en pecado mortal carecen de los dones del Espíritu Santo. Esto tanto les priva de recibirlos como que les ofusca los sentidos, como se explica en este artículo sobre el orgullo.

Bibliografía

Sobre los dones sobrenaturales está el libro Los dones del Espíritu Santo y la perfección cristiana, de Juan de Santo Tomás, con comentarios valiosos de Menéndez-Reigada (se encuentra por internet); también está el Tratado del Espíritu Santo de Mons. Gaume. Tienen algunos extractos aquí y se encuentra completo en francés por internet (también en español en books.google). Los capítulos sobre los dones están completos.

El libro de Royo Marín: Teología de la perfección cristiana es la exposición académica, ordenada, de estos temas. Se encuentra completo en internet. El libro está muy bien, pero no es de fiar al 100%: por ejemplo, no explica la condición para convertir las dificultades en satisfacción por nuestros pecados, explica mal lo que es el magisterio ordinario del papa,...

El Santo cura de Ars (Juan Bautista María Vianney) tuvo (además de dones sobrenaturales), fenómenos místicos extraordinarios muy abundantes e impresionantes. Dado que ya en vida era considerado santo, empezó su causa de canonización nada más morir y por ello los testimonios son abundantes y fiables. Su mejor biografía puede descargarse aquí. Los últimos capítulos hablan de esos fenómenos. En esta web tienen libros sobre él (o de él) en francés: los artículos titulados “Intuiciones” hablan de sus dones sobrenaturales. Son impresionantes: profecía, sanación, leer las conciencias incluso de lo que el otro olvida, conocimiento de hechos lejanos con completo detalle,... (están resumidos en los últimos capítulos del libro citado). Leyéndolos nos quedamos igual de pasmados que dicho libro cuenta que se quedaba la gente en el momento de conocer al Santo. Son buenos ejemplos de lo que dijo Dios: Juan 14, 12: “el que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores”. (Su santidad no viene por esas proezas, que pueden venir del diablo, sino por sus virtudes). Es impresionante lo que es un santo. Y no estamos hablando de leyendas, sino de hechos muy públicos, notorios, bien testimoniados. En el libro citado cuenta el caso de una curación milagrosa que, contada al guardián de la puerta no le dio más importancia por la cantidad de ellas que se producían.

Parece que, dado el poco tiempo que tenía para confesar o atender a tanta gente, a menudo respondía a sus preguntas antes de que se las formularan, conociendo con nombre y apellidos quién les enviaba o el tema a tratar, o todos los pecados (y sus circunstancias detalladas) que el penitente había cometido, incluso los que olvidaba (como hacía el padre Pío de santa memoria). Y sin conocer de nada al penitente le escogía entre la multitud y le confesaba como explicado, sabiendo detectar quién tenía más urgencia. Con varias apariciones de la Virgen con varios testigos,... Impresionante. Impresionante.

Se pueden descargar en PDF sus sermones aquí. Los preparó antes de la época en que ya no tuvo más tiempo por la masiva afluencia de fieles a confesar. Tratan los temas principales de la religión. Ayudan para hacer examen de conciencia. No aptos para tibios.

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También pueden ver el vídeo de presentación en youtube y descargar los primeros capítulos en martin13.com



Acabo de publicar unos libros muy interesantes sobre el cielo y el ángel de la guarda, de sacerdotes de principios del siglo XX. Tienen reseñas de los mismos en esta página de mi otra web

Rezar el Rosario (mejor en latín) es el principal recurso que nos queda.

Estas páginas son apuntes que pueden contener errores de un servidor y se van mejorando con el tiempo y la gracia de Dios.

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